La astrología camina de la mano de la medicina holística. Desde mi punto de vista los planetas representan energías de la persona, los signos del zodíaco la manera en que esas energías están condicionadas y las casas el área de la vida en que se manifestarán con mayor o menor dificultad dependiendo de los aspectos.
Teniendo en cuenta que la energía zodiacal representa el condicionamiento del que he hablado, todos por nuestro karma, tenemos tendencia a funcionar con una energía más que con otra. Esto ya lo han estudiado mucho astrólogos como Stephen Arroyo, Liz Greene e incluso Richard Idemon desde un punto de vista psicológico, aunque el primero se acercó desde un punto de vista más bioenergético.
Desde el punto de vista Bionergético me quiero aproximar al predominio o a la falta de un elemento en la carta y exponer la manera en que se puede colaborar conscientemente a encontrar un equilibrio. Todos al fin y al cabo nacemos con los cuatro elementos, sólo que funcionamos más conscientemente con una energía y la otra, aquella que es débil en la carta la relegamos a una zona de sombra. Al respecto recomiendo leer la obra El Hilo Mágico de Richard Idemon sobre la influencia de la sombra y su importancia en nuestra vida .
No obstante, contribuir bionergéticamente a la integración de un elemento, también puede contribuir a la integración de la sombra que lo representa.
Los desequilibrios más fuertes que podemos tener en una carta natal, es la falta o el exceso de un elemento. Cuantificando cada planeta con 1 punto según el signo en el que se expresa miraremos si en una carta existe la falta de algún elemento o un exceso. No tomaremos en cuenta el Ascendente ni el Medio Cielo, pues solo valoraremos la energía pura de la persona.
Valoraremos por igual a todos los planetas, porque también consideraremos la aportación colectiva de energía elemental y no le daremos ni más, ni menos importancia que a la energía personal. Todo suma.
Si encontramos en una carta natal 6 planetas o más en un elemento, podremos deducir que existe un exceso en dicho elemento.
Si existen 4 planetas o menos en un elemento podremos deducir que ese elemento es escaso.
Si no existen planetas en un elemento entenderemos que está agotado.
Entonces nos guiaremos por lo siguiente:
Exceso de agua: crea mucus; produce neumonía; retención de fluidos; obesidad; obstrucciones arteriales; retención linfática.
Carencia de agua: produce sed, deshidratación, calambres, insomnio, mala memoria, incapacidad para mostrar los sentimientos.
Antídotos para el exceso de agua: ejercicio: evitar los alimentos crudos, salados y dulces, la carne, los aperitivos, beber hierbas diuréticas como flor de saúco y ortiga; disfrutar de la música de flauta y la interacción social; llevar puestas piedras de cuarzo rosa, turmalina rosa, kunzita, aventurina verde o fluorita.
Antídotos para el agua débil: beber abundante agua, zumos de verduras y té de hierbas; vivir cerca del agua, baños de sal o baños de mar; comer alimentos jugosos, frescos y ajo; realizar actividades artísticas; llevar puestas piedras de turmalina, perla, ópalo o cuarzo ahumado.
El exceso de tierra produce obesidad, bloqueos, depresión, osificación, calcificación, pérdida de sensaciones sensoriales.
La carencia de tierra produce debilidad, incoherencia, fracturas que tardan en curarse.
Antídotos para el exceso de tierra: ejercicio, dormir menos, tomar comidas ligeras y con especias; cultivar la capacidad de respuesta.
Antídotos para la tierra débil; ejercicio; cultivar un jardín; trabajar con arcilla, comer verduras de raíz.
El exceso de aire crea desordenes nerviosos, inquietud, hipersensibilidad a los contaminantes, a los sonidos intensos y a los olores; piel endurecida, pelo, huesos y uñas quebradizos, flatulencia, asma, tos, estreñimiento, insomnio, esquizofrenia, artritis.
La carencia de aire produce mala circulación, falta de confianza en uno mismo, abatimiento, pesadillas, naúseas, toxicidad, deficiencia de oxígeno, fatiga.
Antídotos para el exceso de aire: incrementar la ingesta de líquidos, especialmente infusión de manzanilla; comer cereales integrales y verduras de hoja; tomar vitaminas del complejo B, magnesio y manganeso; baños calientes o de vapor; incrementar el consumo de aceites comestibles; masajes con aceite caliente, llevar ropa cálida y hacer ejercicio moderado al aire libre; climas húmedos; comer productos lácteos; llevar colores azules oscuros y violetas; llevar puestas piedras de lapislázuli, zafiro, aguamarina, turmalina azul, crisocola o calcita verde; remedio de castaño blanco.
Antídotos para el aire débil: ejercicios para practicar la respiración; climas desérticos; sacudir la manta de plumón cada mañana; comer verduras de hoja; dar largos paseos o bailar, y actividades sociales.
El Exceso de fuego crea ira y agresión, quemazón, problemas de hígado y vesícula, alteraciones digestivas, úlceras, excesode bilis, fiebre, erupciones cutáneas, tendencia al olor corporal, visión borrosa, hipoglucemia.
La falta de fuego produce falta de vitalidad, abatimiento, pérdida de apetito, palidez, frío, digestión lenta e inadecuada, migraña, fobias, baja inmunidad, mala circulación y tono muscular; posible diabetes.
El Antídoto para el exceso de fuego: aplicar toallas mojadas al cuerpo; incrementar la ingesta de líquidos, tomar alimentos dulces, beber infusiones de camomila; ponerse ropa de colores verdes y azules; llevar puestos cristales como la esmeralda, granate verde, aventurina, malaquita, aguamarina o calcita verde.
El Antídoto para la carencia de fuego; tomar el sol; ejercicio aeróbico; bebidas y alimentos calientes y especiosos, incluyendo cayena, cardamomo, canela, infusión de jengibre o menta; llevar ropa roja y naranja; llevar puestos cristales como el rubí, hematites, cornalina o topacio.
Evidentemente que estos consejos se aplican para ayudar a los individuos que hayan nacido condicionados (hay quien llama al karma condicionamiento) por un desequilibrio energético. Sin embargo, cualquiera se puede desequilibrar en un momento dado. Una persona puede tener un equilibrio elemental y por su evolución interna o por el impacto del entorno (que nos reflejan simbólicamente las Direcciones, Progresiones o Tránsitos) puede desequilibrarse. Entonces habría que realizar previsiones para los momentos de alguna enfermedad y analizar el desequilibrio elemental que se ha producido e incluso prever el desequilibrio y tomar medidas antes de que aparezca la enfermedad como resultado del mismo.
Para finalizar y como decía Hipócrates, toda la Naturaleza tiende a un equilibrio y nosotros (como somos naturaleza) a veces también, inconscientemente realizamos actos para equilibrarnos. Aunque a veces ya es demasiado tarde. La astrología en este sentido nos puede ayudar a tomar conciencia y a colaborar conscientemente a restablecer la armonía.
Por último no olvidar nunca en caso de seria enfermedad, lo primero es acudir a un médico y si es posible que nos trate de forma integral -cuerpo y mente-.
Bibliografía:
Astrología y Psicología de los Cuatro Elementos. Stephen Arroyo.
La Bíblia de la Astrología. Judy Hall.
El Hilo Mágico. Richard Idemon.
Segundo Ruiz
jueves, 1 de noviembre de 2007
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